
Ustedes no saben lo que esto era antes, yuyos altos hasta la cintura, mosquitos, arañas, escorpiones, hormigas, ranas, sapos y de vez en cuando alguna que otra serpiente. Además basura, desde papeles viejos, botellas descartables y de vidrio, hasta cubiertas de auto y un montón de latas. Se ve que hacía bastante que estaba abandonado. Cuando nos mudamos la casa estaba en general en buen estado pero el patio del fondo era una jungla. Sin embargo yo le tomé un cariño especial, digamos que fue un desafío personal. Y fíjense lo que es ahora. El piso nuevo, los canteros con flores multicolores con mariposas por doquier, el muro de ladrillos a la vista con faroles empotrados, el césped de hojas finas, la tierra abonada, las piedritas de colores y la pequeña fuente para aves. La Santa Rita y el pequeño parral que está creciendo. Un lugar hermoso. Me encanta. Desde que Marta no está me levanto temprano y me tomo unos buenos mates en el patiecito del fondo. Los policías jamás cavarían acá para buscar el cadáver, sería un crimen destruir un lugar tan hermoso.
El final ideal que todo buen microcuento debe tener, dejando al lector (es lo que me pasó a mí) boquiabierto mirando la pantalla.
ResponderEliminarExcelente, Sandro.
¡Saludos!
Objetivo logrado entonces, Gracias por estar de ese lado de la pantalla. Saludos
EliminarIgualmente que Juanito quedé sorprendido al final.
ResponderEliminarMas en la realidad el personaje no sorprendería a la policía, es dato sabido que los asesinos practican mucho la limpieza y pulcritud para borrar las huellas.
Tienes razón Carlos, agrego que también los escritores practicamos mucho la limpieza y la pulcritud para ocultar las huellas en un cuento. Gracias por leer y comentar.
EliminarEse patiecito me viene como anillo al dedo para el taller que estoy realizando con mis compañeros latinoamericanos!!! Muyyyyy bueno. Lo tomo prestado. Después de cuento cómo nos fue.Un beso
ResponderEliminarGenial Clide! espero novedades sobre ese taller. Gracias por leer y comentar. Cariños
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