La venganza del hisopado

Antonio es camionero. Le hacen el test de covid 19 porque tiene que hacer un viaje, y es lo que piden para dejarlo entrar a destino. Le hacen el hisopado de costumbre. De tantas veces que le han violado la nariz, ya no siente nada. Unas horas más tarde, en su habitación de aislamiento, le cae el médico, a quien jamás le ha visto la cara resguardada detrás del barbijo y la máscara, pero le conoce la voz de memoria. Llega hasta la puerta con un policía, que lleva un cuaderno y una birome. Esta vez es distinto. Se da cuenta enseguida. Te dio positivo Antonio, dice sin más el médico. Pero, no te preocupes vas a estar bien. No tenés fiebre así que no tenés por qué preocuparte. Pero no vas a poder viajar, y te vas a tener que quedar hasta que te dé negativo, le advierte. Antonio entiende, y acepta, qué más puede hacer. Eso sí, le dice el médico, necesitamos saber tus contactos cercanos de estos últimos días. Mira al policía que se mantiene a una distancia segura y se apresta a tomar nota. Antonio sabe lo que sigue, una vez identificados los sospechosos, va la policía a la casa, se arma todo el protocolo, y los sindicados entran automáticamente en cuarentena. 

Entonces, siente por primera vez en su vida que a pesar de todo lo grave del asunto tiene una oportunidad de desquitarse de unos cuantos. Se da cuenta de que no importa lo que diga, por lo menos hasta confirmar lo contrario, tiene el poder de arruinarles el día. Se siente superpoderoso. Enseguida piensa en su ex suegra, y en cómo le llena la cabeza a la hija, de la que se ha separado hace más de un año y que todavía no lo deja ver al más chico; piensa en el almacenero del barrio, que le cambia el precio de los productos cuando sabe que anda con plata; piensa en su patrón, que le niega los francos de fin de semana, y le debe un par de quincenas; piensa en el pelado Salvatierra que se empecina en ponerle sobrenombres y se encarga de difundirlos en los grupos de whatsapp; piensa en sus compañeros de la primaria que le hacían bullyng en los recreos; piensa en el colectivero que no lo dejó subir porque se le quedó sin saldo la tarjeta; piensa en la cajera del súper que nunca tiene ni monedas, ni caramelos, y se queda con su vuelto; piensa en los pendejos de la esquina que ponen la música a todo lo que da; piensa en su vecino que quema la basura y le llena de humo la casa; piensa y hace una lista de nombres y lugares en su cabeza. Piensa y lo mira al policía, que destapa la birome. Piensa Antonio, y por primera vez en el día, se sonríe.

Comentarios

  1. Genial, maestro! Ud siempre me alegra el día!

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  2. Está para pensarlo 🤔, Antonio tiene el poder. 😉

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  3. Lo mejor que leí desde que comenzó todo esto. Mientras tanto yo ya arme mi lista negra. 😃

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  4. Lo mejor que leí desde que comenzó todo esto. Mientras tanto yo ya arme mi lista negra. 😃

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