El comandante Kev y la Televida

q romántica apocalípticas ruinas de la ciudad de fantasía de ciencia ficción

©Sandro Centurión

Cuando la vida en la tierra se extinguió definitivamente, quedaron encendidas, en todo el planeta, una gran cantidad de pantallas y televisores. Ligados a las redes eléctricas de energía nuclear pudieron permanecer en funcionamiento durante miles de años. 

Una nave alienígena aterrizó en medio de una enorme ciudad fantasma. Descendieron un grupo de tres criaturas, provenientes de algún punto distante en el espacio exterior. Los extraños seres a los que llamaremos Kev, Lot y Qir recorrieron las calles vacías, y los edificios en ruinas. Kev era el más grande, y quien comandaba la expedición. Lot y Qir lo secundaban, y se mantenían a cierta distancia de Kev. El comandante permanecía atento a los detalles del extraño terreno que ahora recorrían. Los otros parecían estar más interesados en los olores y sonidos. Los extraterrestres anduvieron un rato reconociendo la geografía de ese extraño nuevo mundo que pisaban por vez primera. Se internaron hasta las periferias de la ciudad, y hurgaron en los antiguos secretos de las viviendas suburbanas. El monótono silencio de las ruinas de la civilización, acompasaba con el sonido producido por las pantallas, y los televisores, que permanecían milagrosamente encendidos en las habitaciones, cocinas y salas de las casas mutiladas de techos y paredes. A decir verdad, no todos los artefactos, algunos habían sido afectados por las fuerzas de la naturaleza. La lluvia, el sol, y la intemperie hacían estragos. Sin embargo, los que habían corrido con la suerte de un techo protector, o una sombra aliviadora todavía eran capaces de reproducir los programas almacenados en los discos duros de los servidores de respaldo. Nuestro simpático grupo de visitantes, que por cierto jamás habían visto un televisor, ni mucho menos a un ser humano, y para quienes la idea misma de transmisión de imágenes diferidas, o en directo, les era ajena, observaron aquella rareza, al principio con la cautela propia de un viajero espacial que llega a un planeta por completo distinto a su lugar de origen. Sobre todo, en el caso de Lot y Qir que carecían de la experiencia de su comandante en viajes interestelares. Los jóvenes aventureros espaciales quedaron embelesados con las coloridas imágenes que mostraban las pantallas, que se confundían con la vegetación reinante en las casas, como si fueran parte de ellas. No entendían lo que veían pero les resultaba placentero ver y escuchar aquello.

En un momento, el comandante Kev reunió a sus subordinados, y les pidió su opinión sobre la novedad que les mostraba el planeta. Luego, de rascarse un rato lo que suponemos sería la cabeza, y suponiendo que la utilizaran para hacer algo parecido a pensar, los viajeros espaciales consideraron a los cientos de televisores, según su evolucionado pensamiento, como formas de vida primitiva, y por lo mismo únicas y extraordinarias. 

Entonces, el comandante Kev, apeló a su desarrollada telepatía cósmica, miró al cielo e informó  a la base, distante mil años luz de distancia, el hallazgo de una misteriosa forma de vida hecha a base de polímeros y silicio. Nunca habían visto nada parecido en los cien mil planetas del Imperio. Dijo además, que se trataba de una forma de vida inofensiva, algo frágil pero muy interesante e hipnótica. Lot y Qir, habían quedado atónitos observando con detenimiento a uno de los televisores. 

El comandante Kev aseguró en su informe al comando superior, que la nueva especie descubierta era digna de ser observada, y podía ser más interesante que los cuásares de Andrómeda, que el nido de estrellas en Rigel IV, incluso más atractivo que los monótonos agujeros negros de Persea XXVII.

El comandante Kev recomendó al embajador de esos territorios inexplorados, tener en cuenta este planeta para futuros emprendimientos turísticos de alta rentabilidad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La venganza del hisopado

El gran igualador