Noche de sexo con 20 mujeres
Ni bien entraron a la
habitación del motel ella comenzó a desvestirse. Entonces era Elisa, la novia
adolescente que desnudaba un cuerpo de ignota perfección. Una vez que estuvo
por completo desnuda lo esperó paciente en la cama, ahora era Marta, la vecina
que lo visitaba en sus andanzas juveniles. Se acercó a ella y la
abrazó, de inmediato sintió el cuerpo enorme y voluptuoso de Esther adherido al
suyo. Besó los labios interminables de Rosa. Recorrió con sus manos los pechos
de Carmen y la cadera de Paulina. En cada embestida que dio su cuerpo lo recibió una mujer distinta a la que había amado a lo largo de su
vida. Al final quedó dormido exhausto por el frenesí sexual . Un beso de su esposa, en la frente, fue lo último que sintió. La prostituta extraterrestre tomó el dinero de
la mesa de luz, recuperó su forma habitual, y abandonó la habitación.
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